Furor por vacacionar afuera: el turismo argentino al exterior creció un 50%

De Chile por las compras a Punta Cana por las playas, subió fuerte la salida del país en diciembre. La entrada de visitantes cayó 9%. El fenómeno de los llamados excursionistas, que cruzan la frontera pero no pernoctan.

Nacionales28 de enero de 2025 Diario Primicia
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“Cuando ves gente con la camiseta de Chicago o Chacarita en Punta Cana, el tipo de cambio está bajo”, comenta un editor de un diario económico que suele veranear en esa playa de República Dominicana. El turismo es lo que primero reacciona a un cambio brusco en la cotización del peso y el dólar paralelo. Y la Argentina pasó de resultar barato para los turistas extranjeros en 2023 a estar caro para ellos, al tiempo que ahora son los argentinos los que salen a veranear afuera.

Los datos que difundió este lunes el Instituto de Estadística y Censos (Indec) no dejan margen de duda: en diciembre, la llegada de viajeros del exterior cayó 9,6% (fueron 581.000 viajantes), y la salida de argentinos para pasear cruzando la frontera se elevó 50,6% (693.000). Por algo hay economistas que advierten que entre la creciente importación desde fines de 2024, el déficit de divisas por turismo y los pagos de deuda externa, no habrá dólares de Vaca Muerta y del campo que basten en 2025 y será necesario endeudamiento público y privado.

El 28% de los argentinos que se fueron en diciembre lo hicieron a Chile, que es considerada la sorpresa de la temporada. Allá hay playas frías, pero productos electrónicos y ropa económicas. Lo siguió Brasil, con 22,6%, aunque es probable que en enero el socio mayor del Mercosur pase a liderar, por el turismo de arena y mar, al que ahora también se agregan las compras, sobre todo de indumentaria. Uruguay ya no resulta oneroso como antes: atrajo al 15,6% el último mes de 2024. Hasta los habitués de Punta del Este comentan que gastan menos que en Buenos Aires. Paraguay, que no tendrá playas pero sí shoppings, figuró con 10,8%. El resto de América, excluidos Bolivia, EE.UU. y Canadá, el 9,2%. Allí destaca Punta Cana.

Otra prueba del impacto cambiario radica en el flujo de los catalogados por el Indec como excursionistas, que son aquellos que entran y salen del país por el día, sin pernoctar. La excursión a la Argentina cayó en diciembre 41,9%, a 369.900 personas. Los excursionistas argentinos a los países limítrofes subieron 116,1% (648.200 personas). Ya no es como antes que los chilenos, los paraguayos, los brasileños o los uruguayos cruzaban a cargar nafta, comprar carne o ropa en la Argentina. Ahora son los argentinos los que van y vienen por los Andes o los ríos Paraguay o Uruguay para abastecer incluso de regalos para Navidad.

De los que se fueron, el 52,6% lo hizo por vía terrestre, el 34% por avión y el 13,4% por vía fluvial o marítima. Un tercio gastó divisas en alojamiento; un cuarto, en comer; un 15% en compras; un 13%, en paquetes turísticos y sólo un 8% en transporte. De los que entraron, el 67% asistió a espacios culturales; el 50% se interesó en la gastronomía; el 30% concurrió a espectáculos; el 24% hizo vida nocturna; el 22% conoció parques nacionales o áreas naturales y apenas el 18% fue de compras.

Para aquellos como el presidente Javier Milei que niegan que el peso está sobrevaluado y el dólar barato, pese a la evidencia del turismo, basta ver el gráfico adjunto del tipo de cambio real multilateral (ajustado por inflación y en relación a las monedas de EE.UU., la zona euro, China y Brasil). Cuanto más bajo, más apreciado el peso y, por tanto, más caros en dólares los bienes y servicios en la Argentina. Cuanto más alto, más devaluada la moneda nacional y más económicos en divisas los que se compra aquí. El país va en camino a estar con un peso oficial tan sobrevaluado como en 2015, cuando el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner lo atrasó con tal de beneficiar a su entonces aliado Daniel Scioli, que peleaba por la presidencia con Mauricio Macri.

Ahora el tipo de cambio está más bajo, como en la mayor parte de los años 90, cuando se iban las divisas por turistas argentinos en el exterior y la importación erosionaba a la industria local. Todavía no se llegó al extremo de lo que se vivió entre 1999 y 2001, aquellos tres años de hipervaluación del peso, que destruyó a las fábricas, el turismo y hasta el campo.


Sin embargo, en tiempos de Milei los afectados por la apreciación cambiaria son los mismos, sumados los servicios de la economía del conocimiento, desde el software a lo audiovisual. Y los beneficiados son los mismos: los ciudadanos que sufren una menor inflación, no están afectados por el incipiente desempleo y pueden consumir bienes importados, veranear afuera o se ilusionan con los refuerzos extranjeros de sus clubes de fútbol. Lo dicen los especialistas, el atraso cambiario rinde en votos porque calma los precios, pero a largo plazo eleva la desocupación.

Fuente: El Diario AR

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