Rosario: Continúan las notas con amenazas

Dos vecinos de Garibaldi al 100, en barrio Tablada, recibieron en las últimas horas misivas amenazantes para que dejen sus viviendas

Sucesos 21 de julio de 2021 Diario Primicia Diario Primicia
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Notas amenazantes escritas a mano en hojas de cuaderno y sino, promesas de plomo. Dos comercios de Garibaldi al 100, entre Patricias Argentinas y Necochea, recibieron en menos de 24 horas dos notas manuscritas que advertía que sino dejaban el lugar, o pagaban una indemnización iban a ser atacados. “Quiero la casa o 300 mil pesos. Vende el auto. O te matamos. Te doy dos días. Mañana damos otro aviso”. Ese memo fue recepcionado el lunes por Lucas y Emiliana, una pareja con tres hijos que tiene una granjita y verdulería en la cuadra desde hace un año y medio. “Quiero los papeles del auto o 200 palos, porque esta vez voy a tirar una granada. Ahora vamos a ir por tu mamá también”. La misiva le llegó a Martín, un ferretero con 44 años en Tablada y cuatro en el negocio. “Mi mamá está fallecida y mi suegra no es de acá. El auto lo tengo con el motor fundido en reparación. Es evidente que no es para nosotros”, indicó el hombre. Las amenazas llegaron 72 horas después del asesinato de Julián Ramiro Alcaraz, de 19 años, el viernes por la noche en Centeno al 200, a unos 250 metros de los lugares alertados. Previamente al crimen tres casas ubicadas sobre Chacabuco al 3900, entre Presidente Quintana y Doctor Riva, a sólo 500 metros de la escena del crimen de Alcaraz, habían sido atacadas a tiros.
Progresivamente las inmediaciones de “La U” o el denominado “Corredor Ayacucho” va tomando el calor de otros tiempos. Según una estadística elaborada por este diario, desde 2013 en “La U” y sus alrededores se concretaron 54 asesinatos. De ellos, en las inmediaciones de Garibaldi al 100 y al 200 se perpetraron 7 asesinatos en siete años. Los vecinos lo alertan a quien quiera escucharlos, pero la política parece estar con la cabeza en otra parte. “A mi ésto no me da miedo. Me pone atento. Miedo me daría si tengo que ajustar por mano propia porque el Estado no se hace cargo”, descargó Martín, uno de los comerciantes amenazados. Y entre pequeños, pero intensos detalles, los vecinos alertaron a los medios de comunicación como garantía de que su mensaje sería escuchado. Mientras el móvil de Telefé Rosario realizaba una nota con Lucas y Emiliana el lunes a la noche un auto blanco, pequeño, quizás un Fiat Uno, pasó por delante a paso de hombre y sin sentirse intimidado por una cámara encendida “toreó” (aceleró continuamente) varias veces delante del grupo. La mañana de este martes, una vecina le entregó al móvil de Canal 3 la nota intimidatoria que Martín, el ferretero, no había llegado a ver.

En enero pasado Garibaldi al 100 fue escenario de una serie de ataques a balazos que llevaron a sus vecinos a bautizarla “la cuadra de las balas”. Dos veces, el 22 y el 27 de enero, tres viviendas de la cuadra fueron atacadas a balazos. Fue en el contexto de una serie de hechos que tuvieron como blanco a un dirigente del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (Somu). Los peritos recolectaron 28 vainas servidas calibre 9 milímetros entre los dos ataques en inmediaciones de la vivienda de los padres del dirigente. La tercera balacera ocurrió el 30 de enero cuando un soldadito de una boca de expendio de droga ubicado a la vuelta fue baleado y sus secuaces “presionaron” a un móvil policial, que hacía custodia fija por las balaceras anteriores, para que lo trasladaran al hospital. Así nació el apodo de Garibaldi al 100, entre Patricias Argentinas y Necochea.

El mensajero
El lunes no fue el mejor día en la vida de Emiliana. Cuando abrió la puerta de su negocio, una granjita y verdulería, se topó con una hoja de acuerda que escrita en birome le advertía que se tenía que ir de su casa o pagar un canon de 300 mil pesos, si quería quedarse. Emiliana y Lucas, su pareja, son padres de tres niños de 10, 6 y 2 años. Automáticamente, al ver la nota, la mujer no lo pensó y se llevó a los dos mayores de sus hijos a la casa de un familiar cercano. Fue a hacer la denuncia a la comisaría y allí le dijeron: “Si tenés algún lugar donde ir, andate” hasta que pase la bronca. “Tenés que esperar que te llamen de fiscalía”, le advirtió el sumariante. Si bien en todas las áreas investigativas existen guardias, la Justicia santafesina está de feria formalmente hasta el próximo lunes.

“Yo me quedo acá. No tengo donde ir. Y tampoco quiero regalarles todo el sacrificio que me costó montar esto”, explicó Lucas, refiriéndose a su humilde negocio. “La policía nos dice que, como dice la nota, esperemos. Nosotros queremos que nos pongan un patrullero que nos cuide, pero también nos dicen que no hay patrulleros porque hay mucha gente a la que le pasa lo mismo que a nosotros. Entonces ¿qué tengo que hacer?”, se preguntó Lucas.

A primera hora de este martes una vecina que caminaba haciendo mandados se topó con una nota frente a la ferretería de Martín, que está ubicada a escasos 50 metros de la granjita de Emiliana y Lucas. La levantó, vio al equipo de Canal 3 y se la entregó. La misiva incluía la amenaza de arrojar una granada sino entregaba su auto “o 200 palos”. La nota parecía un calco de la recibida en la granjita: hoja de papel escrita en birome con un mensaje intimidante. “Se tienen que haber equivocado. Nosotros nunca tuvimos ningún problema de este tipo. Mi mamá está fallecida y mi suegra no es de acá. El auto lo tengo con el motor fundido en el taller. No parece que sea para nosotros. Se tienen que haber equivocado porque no pegaron un sólo dato. Yo no me voy a mover de acá porque esto es mío”, explicó Martín, criado de toda la vida en Tablada. Además de esta intimidación por Ameghino a la misma altura recientemente otra vivienda fue atacada a balazos.

La Capital

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