Tiene Esclerosis Múltiple, venció una grave depresión y ahora va cruzar la Patagonia corriendo junto a su hija

Valentina tenía 12 años cuando a su padre lo diagnosticaron con esta enfermedad autoinmune. Román sintió que ya no valía la pena vivir, pero el running lo ayudó a salir. En diciembre del 2021 van a correr El Cruce, la desafiante aventura que une Argentina con Chile a través de 100 kilómetros. Una historia de superación, pasión e unión entre padre e hija

Policiales 29 de mayo de 2021 PrimiciaII PrimiciaII
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Sintió que el lado izquierdo de su cuerpo se adormecía. Sus ojos parecían llenos de arena. Los objetos se le resbalaban de las manos. Y sentía un cosquilleo que no podía explicar. Estas fueron las señales que, hace diez años, encendieron las alarmas de Román Luna (47).

“Dejé a mi hija Valentina en la puerta del colegio y fui a la guardia de un sanatorio. Me sentía extraño, raro…”, relata a Infobae.

 
“Raro” es la definición adecuada. A las pocas semanas de ese episodio, y después de una serie de estudios médicos, llegó el diagnóstico menos esperado: Esclerosis Múltiple (EM).

Una patología poco frecuente que se conoce como “la enfermedad de las mil caras”. Es de naturaleza autoinmune, afecta al sistema nervioso central (SNC), es decir, al cerebro, el tronco cerebral y la médula espinal. Y tiene la peculiaridad de ser bastante impredecible y evolucionar de distintas maneras.

Fue todo muy veloz y cruel. De a poco le fue consumiendo la mielina -sustancia recubre las neuronas- generando distintos problemas de salud. De un día para el otro, la vida de Román, su esposa y sus dos hijos cambió por completo. No solo tuvo que someterse a un tratamiento interdisciplinario específico -neurólogos, kinesiólogos, psicólogos- para reducir el avance en todo su cuerpo y evitar los brotes, sino que tuvo que lidiar con el golpe emocional.

 Román es padre de Valentina (16) y Bautista (6)
Lo peor llegó cuando cayó en una profunda depresión. “Con el diagnóstico mi mundo se derrumbó, lo negué y me dejé llevar a un lugar muy oscuro. Eso afectó a todo mi círculo primario y a mi manera de relacionarse con el mundo. No tuve más ganas de vivir porque no le encontraba sentido”, relata. Hasta el día de hoy sigue medicado y bajo tratamiento.

Pero el periodista, lejos de resignarse un día decidió luchar y dar vuelta su condición. Y la revancha vino a través del deporte.

Durante años, previo a enfermarse, Román fue jugador de fútbol. Llegó a ser parte de las inferiores de equipos como Newell‘s y River Plate. Un sueño difícil que no pudo cumplir. Entonces optó por estudiar periodismo y nunca más hizo actividad física. “Estuve enojado. frustrado. por eso dejé de hacer lo que me gustaba”, admite.

 1992 jugando para River Plate
Luego del diagnóstico, y con el vuelco que había dado su vida, armó un proyecto llamado Hoy puede ser una gran día, que de a poco va logrando resultados. El primero de ellos: hablar sobre esta enfermedad invisible para muchos.

Luego vino el momento de reconectarse con su viejo amor. “Me dieron ganas de correr, de volver a a sentir la vitalidad, el bienestar y la autoestima que te da el deporte. Me anoté en un grupo de runners y no paré”.

 Román en su primera maratón, corrió 10 kilómetros
Román no acepta los límites. Ya corrió tres maratones: la primera de 10 kilómetros, luego 20 y finalmente 42. También obtuvo medallas y trofeos por llegar a las metas.

Hacer una actividad física para una persona con EM no es tarea sencilla, ya que afecta en gran medida la movilidad y posibilidad de desplazamiento “Sentía cada esfuerzo físico, cada dolor.... Lejos de frenarme, me ayudó a asumir mi patología”.

El Cruce

En todo este camino lleno de obstáculos, la familia de Román fue su gran sostén y motor para sobrellevar los desafíos diarios. Valentina apenas tenía 12 años cuando su padre fue diagnosticado. ”Ni bien supieron lo que le estaba pasando me lo comunicaron. Personalmente me sirvió para entenderlo, para acompañarlo y ayudarlo cuando él no puede solo”, dice la joven que también esta comprometida en la concientización de la Esclerósis Múltiple, que afecta más a mujeres que a hombres.

La conexión entre ambos supera el vínculo sanguíneo, se miran y ya se entienden y desde 2019 entrenan juntos. “Siempre hice deporte, me encanta. Desde los 6 juego al hockey y compartimos mucho tiempo hablando de esto. Vi lo bien que le hizo el running y me sumé. Quería estar más tiempo con mi papá, tener un lugar para nosotros”, dice Valentina.

 Hace unos días-en medio de la pandemia y entrenando desde casa- a Valentina se le ocurrió un gran reto: “¿Y si participamos de El Cruce, carrera de 3 días que une la Argentina con Chile a través de la Cordillera de los Andes? (Thomas Khazki)
Hace unos días-en medio de la pandemia y entrenando desde casa- a Valentina se le ocurrió un gran reto: “¿Y si participamos de El Cruce, carrera de 3 días que une la Argentina con Chile a través de la Cordillera de los Andes? Al principio Román dudó, pero pronto sintió que aceptar el desafío sería otra gran conquista. “Y qué mejor que hacerlo con mi hija”.

El Cruce -que se realiza en diciembre desde 2012- es la aventura a la que cualquier runner aspira a enfrentarse. Para Román esta no será una carrera más, será el momento de volver a demostrar que nunca va a rendirse. “Podría haberme quedado en el sillón de mi casa, lamentando y llorando y tomé otro camino”, sintetiza.

Esta dupla se apoya paso a paso, se contiene, se cuida, se alienta y, claro, compite. No les importa el esfuerzo que implica: a pesar de las restricciones ellos no bajan los brazos, están convencidos de que van a llegar. “Sé que va ser muy duro porque son casi 100 kilómetros en un escenario magnético pero desafiante, nunca hice algo así”, admite.

“Una carrera es como la vida misma, hay que proponerse un objetivo y trabajar duro hasta cumplirlo”, coinciden. Muchas veces en ese camino hay piedras, padre e hija lo saben. Asó lo cuenta Valentina: “Aprendimos el poder la resiliencia, de cómo siempre podés dar un poquito más, aunque tengas momentos de adversidad. La actitud que eligió mi papá te hace avanzar como persona y como deportista”.

Fuente: Infobae

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