Lo asesinan a sangre fría

Trabajaba en una fábrica de ópticas para autos.

Policiales 21 de diciembre de 2017 Diario Primicia Diario Primicia

Los vecinos de Eduardo Hugo Rodríguez coincidieron en que era un hombre trabajador, de esos que no se meten con nadie ni alimentan broncas a su alrededor. Separado de su esposa, a los 49 años vivía con una nueva pareja desde hacía un par de años en la casa que se construyó en José Ingenieros al 8600, en la esquina con Pasaje 1458, en Fisherton Noroeste. Allí fue asesinado en un hecho poco claro ayer, cerca de las 5 de la mañana, poco antes de que el hombre saliera a trabajar. El homicida fue un extraño que llegó hasta la puerta de chapón de su casa y trató de abrirla a patadas. Rodríguez se levantó, fue hacia la ventana de la cocina y cuando se asomó para ver qué sucedía recibió un balazo en el rostro que lo mató instantáneamente.

La gente del barrio relató que al momento del asesinato, en el cruce de José Ingenieros y Pasaje 1458 no funcionaba el alumbrado público. También que en las últimas dos o tres noches vieron pasar una moto de baja cilindrada que recorría el pasaje como buscando un domicilio, lo que algunos tomaron ayer como un intento de marcar la casa.

Respecto al episodio en sí, "un vecino escuchó que un auto frenó en la esquina y alguien bajó. Esa persona caminó por el pasaje de norte a sur y, tras escucharse la detonación, ese joven flaco cruzó el terreno que está paralelo a José Ingenieros (contiguo a la casa de Rodríguez) y se perdió en la esquina del Centro de Salud", ubicado en Acevedo e Ingenieros, explicó una vecina. Allí habría sido recogido por el auto que rodeó la manzana tras dejarlo frente a la vivienda del hombre asesinado.

"Lo vinieron a matar. No sé qué pasó. Pero se escuchó el estruendo en la puerta, un sólo disparo y no se sabe nada más. Era un vecino nuevo. Hace menos de dos años que vivía acá", explicó uno de los vecinos que se despertó sobresaltado por la situación. "Acá es muy normal que se agarren a tiros; que por cualquier cosa los muchachos del barrio disparen al aire o que tiren «cuetes» a cualquier hora. Lo que es raro es que te peguen un tiro en la cabeza antes de entrarte a robar. Estamos espantados porque Hugo era una persona que no se metía con nadie", reflexionó una doña de la cuadra.

Un laburante

Hugo Rodríguez trabajaba en Electromecánica VIC, una fábrica de ópticas para vehículos que está en Fisherton Industrial. Había llegado al barrio haciendo gala del viejo proyecto del pueblo trabajador. Se compró un terreno y se edificó una casa humilde, de material, cercada precariamente con alambrado en Pasaje 1458 Nº 955. Vivía a escasos metros del Centro de Salud "Ceferino Namuncurá" y de la capilla Dios Padre. Su casa está distribuida a lo largo del terreno y no a lo ancho. Al frente hay una ventana y al costado la puerta de chapón blanco.

Todas las mañanas Rodríguez se levantaba alrededor de las 5 para salir en moto hacia su trabajo. "Siempre salía a trabajar a esa hora y volvía a las 14.30, más o menos. Compraba una gaseosa y después se lo volvía a ver por alguna compra a la tarde. Pero no era de andar fuera de su casa. Por ahí los domingos hacía un asado y venían familiares de la pareja", describió una vecina.

A las 5 un estruendo sacudió la cuadra. "Yo sólo escuché un gran golpe", recordó una vecina. Era un muchacho que intentaba ingresar a la casa de Rodríguez pateando la puerta. "No te asomes que te van a matar", le dijo su concubina.

En medio de la oscuridad y en un acto reflejo, Hugo Rodríguez y su hijo (ambos con un notable parecido físico) fueron hacia la ventana de la cocina que tiene una textura rugosa, esmerilada. Es decir que se podía ver sólo el contorno de la persona. Quien pateó la puerta hizo el mismo movimiento que los Rodríguez pero por el exterior, jugando con la noche cerrada a su favor. Corrió hacia la ventana y cuando Hugo preguntó: "¿Qué pasa ahí?", le disparó un solo proyectil que atravesó el vidrio y dio en la frente de Hugo Rodríguez.

El ejecutor corrió por el terreno contiguo a la casa y aseguran que se subió a un auto que lo esperaba.

Tras ello la calle se transformó en una usina de versiones que van desde lo pasional hasta que el asesino erró en su objetivo. La fiscal a cargo de la pesquisa es Georgina Pairola, quien delegó en la Policía de Investigaciones (PDI) la pesquisa sobre el territorio.

Fuente: La Capital

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